Empatía

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a ser más empático?

Empezar por el ejemplo

 

Como ya se ha recalcado, el modelamiento es el mejor punto de partida para desarrollar competencias ciudadanas. Este modelamiento implica tener comportamientos frente a nuestros hijos que reflejen empatía. Por ejemplo, ayudar a otros cuando lo necesitan, no ignorar el sufrimiento de otras personas así sean desconocidas, o escuchar atentamente a alguien que está pasando por un momento difícil y decirle que entendemos cómo se siente.

Hablar sobre empatía

 

Hablar explícitamente con nuestros niños o jóvenes sobre lo que significa la empatía y sobre cómo la vemos reflejada en nuestros comportamientos o los de otras personas puede facilitar un primer paso hacia el desarrollo de la misma.
Se pueden tomar como referente situaciones de la vida cotidiana pero también historias de programas de televisión, películas o libros. Por ejemplo, en el programa RULER los adultos leen con los jóvenes fragmentos del libro El Diario de Anna Frank y luego tienen conversaciones sobre cómo algunos de los personajes demostraban empatía hacia otras personas y cómo esto afectó las decisiones que tomaban y sus comportamientos.

Aprovechar situaciones cotidianas como oportunidades de desarrollo de empatía

 

Cuando usted se entera de que su hijo le ha hecho daño a alguien, ésta es una buena oportunidad para desarrollar empatía. En estos casos puede ser útil explicar de manera clara y concisa por qué usted no acepta esos comportamientos y hacer preguntas, de acuerdo a la edad del niño o joven, que no estén dirigidas al regaño sino a la reflexión. Por ejemplo: “¿Por qué crees que (nombre del otro niño o niña) se puso a llorar cuando lo pellizcaste?”, “¿Cómo crees que se está sintiendo (nombre del otro niño o joven) después de lo que pasó?”, “¿Cómo crees que puedes hacer que (nombre del otro niño o joven) se sienta mejor?”
Consideremos dos ejemplos relacionados con esta idea:

1. Usted se entera de que su hija de 6 años le pegó a su hermanito de 3 años.

Si usted castiga a su hija de inmediato (por ejemplo, diciéndole que no puede ver televisión por una semana): le manda el mensaje de que hay algo que es inaceptable en lo que hizo, pero lo más probable es que no comprenda por qué eso está mal. Más bien quedará resentida con usted, con su hermanito y con la situación. Probablemente volverá a pegarle a su hermanito en el futuro cuando nadie la esté mirando.

Si usted le ofrece a su hija un premio para que no le pegue más a su hermanito: es posible que a corto plazo esté motivada para hacer lo que usted quiere. Sin embargo, esta motivación sólo estará dada por las ganas de obtener el premio y usted está perdiendo una oportunidad de desarrollar la empatía de su hija. En consecuencia, es posible que cuando ya no haya premio, vuelva a pegarle a su hermanito o a tener comportamientos similares.

¡Intente algo nuevo!: en vez de castigar a su hija, tenga una conversación seria con ella explicándole por qué en su casa no se permite la agresión (porque queremos que todos estén felices, porque no queremos hacernos daño entre nosotros, etc.). Luego pregúntele qué emociones está sintiendo ella y qué emociones cree que sintió su hermanito cuando le pegó. Ayúdele a ver que el daño que generó lo que hizo y piensen juntos en algunas ideas de cómo pueden hacer para que su hermanito se sienta mejor.

2. El profesor de su hijo de 14 años la llama a contarle que su hijo se burló en redes sociales de un compañero:

Si usted castiga a su hijo de inmediato (por ejemplo, quitándole el celular o el Internet): lo más probable es que él piense que usted es una exagerada y que quiere acerle la vida imposible. Quedará con resentimiento frente a las personas que le contaron la situación al profesor, frente al profesor y frente a usted. Probablemente en unos meses vuelva a tener comportamientos parecidos en redes sociales pero esta vez intentará garantizar que ningún adulto se entere.

¡Intente algo nuevo!: en vez de castigarlo, tenga una conversación seria con su hijo contándole por qué le preocupa la situación de la persona que fue agredida. Inntente acercarse a su hijo en vez de alejarlo con juicios y regaños. Por ejemplo, diciéndole: “Entiendo que a veces te parezca chistoso hacer comentarios en redes sociales, pero ¿te has puesto a pensar cómo te sentirías tú si se burlaran de ti y todos tus amigos leyeran ese mensaje? Yo creo que yo me sentiría muy triste y avergonzada”. Intente hacerle ver las consecuencias que podría traer la situación para esa persona. Por ejemplo, qué pasará cuando muchas personas lean esos mensajes. Propóngale que piensen juntos en acciones para enmendar el daño que hizo con sus burlas (cómo podría disculparse con esa persona, eliminar los mensajes que escribió, etc.).

 

 

 

 

En vez de premiar o castigar a nuestros hijos por su comportamiento, podemos aprovechar sus errores para que desarrollen empatía y piensen en maneras de reparar el daño que han causado.