Empatía

¿Qué es empatía?

La empatía puede definirse como experimentar las emociones de otra persona, incluso si no son consistentes con la propia situación actual. Por ejemplo, sentir desánimo o aflicción frente a la tristeza de otros, independientemente de la situación propia en la que nos encontremos actualmente.

Algunos autores resaltan que la empatía tiene dos componentes. Uno de ellos es cognitivo y consiste en entender lo que la otra persona está sintiendo. Es decir, tomar perspectiva o ponerse en los zapatos de la otra persona. El otro componente de la empatía es lo que la hace una competencia emocional, y consiste en conectarnos afectivamente con lo que otra persona está sintiendo.

La tendencia a responder empáticamente frente al dolor ajeno ha sido ampliamente estudiada en niños y adultos. Estudios clásicos sugieren que la empatía podría ser natural y universal. Signos muy precarios de empatía, como llorar cuando otro bebé está llorando, aparecen incluso en bebés de dos días de nacidos. Aunque esto no es empatía como tal, es una señal de que tenemos una predisposición desde que nacemos a identificar cuando otros están incómodos o sufriendo.

Aunque la toma de perspectiva por sí sola no es lo mismo que la empatía, sí la facilita. La toma de perspectiva sólo se desarrolla con los años. Por ejemplo, a un niño menor de dos años le cuesta trabajo comprender que a su mamá no le gusten las mismas galletas que a él porque su desarrollo cognitivo no le permite ponerse en los zapatos de otras personas. Por esta razón, aunque desde que tenemos meses de nacidos demostramos signos de preocupación genuina por otras personas, la empatía también se desarrolla con los años. Por ejemplo, a los diez o doce años un niño ya puede empezar a sentir empatía por la situación de personas que no conoce porque su capacidad cognitiva ya le permite ponerse en los zapatos de personas que no está viendo directamente.