Asertividad

Enseñar estrategias de comunicación asertiva

A continuación se presentan algunas estrategias de comunicación asertiva que pueden enseñarse a las niñas, niños y adolescentes en las interacciones cotidianas. Es importante no solamente modelar estas estrategias, sino también hablar de ellas e invitar a las niñas, niños y adolescentes de manera explícita a que las pongan en práctica en sus interacciones. Las conversaciones dentro del hogar, especialmente aquellas que parecen más retadoras, son excelentes oportunidades para que adultos y las niñas, niños y adolescentes practiquen juntos.

Estrategias de escucha activa

Demostrar con nuestro cuerpo que estamos escuchando
Una forma efectiva de hacerle saber a alguien que lo estamos escuchando es reflejar con nuestro lenguaje corporal que estamos poniendo atención. Podemos practicar con las niñas, niños y adolescentes diferentes ideas para demostrar una actitud de escucha activa con nuestro cuerpo. Por ejemplo, mirando a la otra persona a los ojos, acercándonos a ella o asintiendo de vez en cuando con nuestra cabeza.

Parafrasear
El parafraseo es otra estrategia de escucha activa que puede practicarse con las niñas, niños y adolescentes. Consiste en repetir con nuestras propias palabras lo que la otra persona acaba de decir: “Entiendo que lo que quiere decir es…”, “si comprendo bien, lo que me acabas de decir es…” El parafraseo nos da la posibilidad de confirmar que hemos comprendido lo que la otra persona nos quiere comunicar.

Escuchar a aquellos con quienes no estamos de acuerdo
Escuchar a quienes están de acuerdo con nuestras ideas y opiniones es relativamente fácil. Por el contrario, cuando tenemos un conflicto con alguien puede ser más difícil
escuchar con atención. En estas situaciones tendemos a pensar en cómo vamos a refutar las ideas de la otra persona mientras ésta habla, en lugar de intentar comprender su punto de vista.
Escuchar a las personas con quienes no estamos de acuerdo NO implica renunciar a nuestras propias ideas o intereses. Por el contrario, nos permite reconocer cuál es la mejor manera de tratar a esa persona, comprender mejor su perspectiva o incluso identificar si hay algún interés que compartimos.
Los adultos pueden invitar a las niñas, niños y adolescentes a llevar a cabo el reto de escuchar con mucha atención a esas personas con las que no suelen llevarse bien o entenderse. Después pueden tener conversaciones sobre las dificultades que implicó este reto, sobre nuevas cosas que hayan descubierto de esa persona o sobre algo que hayan aprendido a partir de sus conversaciones.

Atención plena
Como ya se ha explicado anteriormente, la atención plena o mindfulness nos enseña a estar atentos, intencionalmente, al momento presente.
Aprender a estar presentes en nuestras conversaciones se puede lograr si enfocamos nuestra atención. Cuando alguien nos está hablando es posible que nuestra mente se distraiga muchas veces pensando en otras cosas (en lo que tenemos que hacer mañana, en que tenemos hambre, en lo bonita que está la bufanda de esa persona, etc.). La atención plena implica darnos cuenta de que la mente se ha distraído y volver a enfocar nuestra atención cuantas veces sea necesario en el momento presente; es decir, en lo que la persona nos está diciendo aquí y ahora.
Mientras más practiquemos atención plena con las niñas, niños y adolescentes, más acostumbrada estará nuestra mente a hacer este ejercicio de enfocar la atención en situaciones cotidianas, como las conversaciones con otras personas.

Estrategias de asertividad

Centrarnos en expresar nuestras emociones
Una buena manera de expresarnos asertivamente es enfocarnos en decir lo que estamos sintiendo. El “Yo Mensaje” es una fórmula que puede ayudar a las niñas, niños y adolescentes a hacerlo. Esta fórmula puede adaptarse al lenguaje de las niñas, niños y adolescentes o a la situación. Consiste en decir la emoción que estamos sintiendo, qué comportamiento de la otra persona o situación está generando esa emoción y qué quisiéramos que cambiara (“Yo siento… cuando… y quisiera que…”). Usted puede practicar con su hijo el “Yo Mensaje” empezando por usarlo usted mismo en sus conversaciones e invitándolo después a que lo practique él. Por ejemplo:

No juzgar, culpar, ni atacar
Uno de los mayores obstáculos de la comunicación asertiva es que tendemos a enfocarnos en buscar culpables frente a las situaciones o a atacar a los demás con frases como “Es que tú eres…” o “¡Cuándo será que vas a cambiar!”. Una comunicación asertiva implica centrarnos en situaciones y comportamientos específicos, más que en atacar a las personas y sus características. Consideremos las diferencias entre las formas de comunicación de la columna de la izquierda y las de la columna de la derecha5:

Yo me siento molesto
cuando peleas con tu hermana
y quisiera que cumplamos los acuerdos de la casa con respecto a no agredirnos entre nosotros

 

Note la diferencia entre este mensaje enfocado en nuestras propias emociones y en cosas concretas que queremos que cambien, y mensajes que se centran en atacar a la otra persona como: “¿De qué otra forma te tengo que decir que no pelees con tu hermana? ¡Vete ya para tu cuarto!”
Con los niños pequeños puede ser útil escribir la fórmula del “Yo Mensaje” en una cartulina y dejarla visible por un tiempo en algún lugar de la casa para que todos la recuerden.

Te has vuelto muy irresponsable con tus tareas Me molesta ver que estás viendo televisión cuando no has terminado tus tareas
Contigo es imposible hablar. Eres desesperante A veces me da rabia que no me escuches. Te pido que no me interrumpas mientras te estoy hablando
Las personas buenas no hacen esas cosas No estoy de acuerdo con lo que acabas de hacer. ¿Podemos hablar al respecto?
Cuándo será que vas a cambiar Me disgusta que hayas dejado otra vez los platos sucios en la cocina. Quisiera que hablemos esta noche y replanteemos los acuerdos que hicimos al respecto

Demostrar firmeza con nuestra expresión corporal
La asertividad no sólo se expresa con palabras, sino también con el tono de voz y el lenguaje corporal.
A los más pequeños se les puede invitar a que practiquen en situaciones cotidianas cómo decir que algo no les gusta de manera firme y clara, pero no agresiva.
El programa Second Step6 utiliza la siguiente lista para chequear los elementos básicos más importantes en una respuesta asertiva:

  • ¿Miró a la persona de frente?
  • ¿Mantuvo la cabeza en alto?
  • ¿Mantuvo la espalda recta / los hombros hacia atrás?
  • ¿Usó una voz fuerte pero respetuosa?

Cuando su hijo ensaye respuestas asertivas, pueden usar esta lista para reflexionar juntos acerca de su lenguaje corporal y tono de voz. Puede ensayar usted también y que su hijo le cuente lo que vio.

Un ejercicio que se podría hacer con las niñas, niños y adolescentes es hacer pausas en las conversaciones, e invitarlos amablemente a que, a manera de práctica, repitan sus palabras sin atacar y centrándose en el comportamiento o situación que quisieran cambiar o con la que no están de acuerdo.

Practicar la asertividad en espacios virtuales
A partir de determinada edad, las niñas, niños y adolescentes pasan gran parte de su tiempo utilizando espacios virtuales. Los chats y las redes sociales se han vuelto parte fundamental de la interacción cotidiana con otras personas de su edad. Más que prohibir completamente el uso de estos medios, los adultos tenemos la responsabilidad de fomentar en nuestras niñas, niños y adolescentes los conocimientos, disposiciones y habilidades necesarios para que aprendan a utilizarlos de manera adecuada.

Aprovechar situaciones que estén sucediendo con OTRAS NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES como oportunidades de aprendizaje
Si su hijo le cuenta que en su colegio, barrio, etc. otras niñas, niños y adolescentes lo han agredido o que ha observado cómo agreden a otras personas, ésta puede ser una buena oportunidad para pensar y practicar juntos cómo responder asertivamente frente a esas situaciones en caso de que se repitan. También pueden identificar juntos cómo sería responder asertivamente versus responder agresiva o pasivamente frente a la situación. El siguiente recuadro muestra algunos ejemplos de los diferentes tipos de respuestas:

CASO

A Juliana un compañero le dice todo el tiempo “dumbo” haciendo alusión a sus orejas.

 

Roberto es testigo de cómo a Andrés varios compañeros le pegan “calvazos” todos los días en el bus.

 

Laura siempre está regando chismes de Manuela para dejarla sin amigas.

Una estrategia de fácil recordación que podemos enseñar a nuestras niñas, niños y adolescentes (y que también es muy útil para nosotros como adultos) es pensar si nuestras palabras VAN en la dirección correcta. Es decir, antes de escribir, compartir o publicar algo a través de medios virtuales (correos electrónicos, chats, redes sociales, etc.), podemos hacer una pausa y preguntarnos si esa información es:

Verdad
¿Estoy seguro de que esto que voy a decir o compartir es cierto? ¿Cómo sé que lo es?

Amable
¿Lo que voy a decir o compartir es amable? ¿No hace daño a nadie?

Necesaria
¿Es esto que voy a decir o compartir necesario o útil para alguien?

Si no estamos seguros de que la respuesta a alguna de estas tres preguntas, especialmente las dos primeras, sea SI, probablemente debemos: (1) evitar publicarla o compartirla, (2) tomarnos un tiempo para chequear si la información es verdadera, o (3) hacer una pausa para calmarnos y reescribirla de una manera más asertiva.

 

Antes de escribir o compartir información en medios virtuales, hagamos una pausa y preguntémonos: ¿Es verdad? ¿Es amable? ¿Es necesaria?

La asertividad se convierte entonces en una competencia clave para la interacción a través de medios tecnológicos. A continuación se presentan dos ideas que podemos compartir con nuestras niñas, niños y adolescentes, y que también podemos poner en práctica nosotros mismos:

Imaginar que estamos hablándole de frente a la persona: el hecho de no ver a la persona con quien estamos interactuando incrementa la posibilidad de decir cosas más arriesgadas o hirientes. Antes de decir cualquier cosa por chat, correo electrónico o redes sociales, es útil preguntarnos “¿Cómo sonaría esto si lo dijera en persona?”, “Si tuviera a la persona al frente mío, ¿Le diría lo mismo que estoy a punto de escribir?”

Tomarse un momento para chequear nuestras emociones: a veces publicamos información o enviamos mensajes mientras sentimos alguna emoción fuerte como la ira, la sorpresa o el miedo. Al igual que con las interacciones presenciales, el primer paso para responder asertivamente es hacer una pausa, identificar lo que estamos sintiendo y, si es necesario, esperar un tiempo para calmarnos antes de escribir cualquier cosa o de compartir información.