Perdón y reconciliación

¿Cuáles son algunos retos y obstáculos en los procesos de perdón y reconciliación?

Confundir ambos conceptos

 

Una de las formas más básicas de aprender sobre perdón y reconciliación es conocer la definición de cada concepto y lo que los diferencia entre sí, particularmente el hecho de que el perdón implica reconocer y no justificar la ofensa, y que la reconciliación no sucede en ausencia del perdón. No tener claridad sobre los procesos puede llevar a la víctima a apresurarse a hacer algo para lo que no está lista, o tener reconciliaciones dolorosas y poco efectivas.

Pedir disculpas de manera poco efectiva

Pedir disculpas implica aceptar la culpa y responsabilidad de nuestras acciones y por lo tanto a veces puede ser un gran reto para quienes somos orgullosos, o quienes queremos proteger nuestro ego de la vulnerabilidad. Hay tres enemigos de las disculpas que dificultan y obstaculizan el proceso de perdón y futura reconciliación:

 

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Negación: no aceptar que fallamos o lastimamos a la víctima.

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Minimización: reconocer la ofensa pero hacerla parecer menos importante de lo que es.

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Justificación: admitir la ofensa pero después tratar de atribuirle la culpa a algo más.

Permitir abusos

Evitar reconocer que nos han ofendido o lastimado a pesar de experimentar las consecuencias y emociones negativas de la ofensa y no tomar acción sobre la relación en la que ocurre el abuso, soportando abusos o agresiones constantes. Esto se relaciona con decidir condonar al ofensor por miedo, debilidad o coerción, conocido como pseudoperdón.

Promover la venganza

 

Este puede ser uno de los obstáculos más significativos para la construcción paz cuando se trata de perdón y reconciliación debido a las intensas emociones de rabia y decepción que como adultos podemos experimentar cuando ofenden a nuestros hijos. Por ejemplo, cuando un niño o niña ha sido víctima de intimidación escolar es posible que los padres caigan en la tentación de sugerir acciones vengativas en contra del agresor/ofensor, lo cual puede ser un ejemplo para sus hijos de que la venganza es preferible sobre el perdón. Esto es diferente a que los padres denuncien el daño y busquen asertivamente acciones de reparación.